La estrecha colaboración entre personas con discapacidad y animales para lograr su plena integración en la sociedad no es algo nuevo, ya que, en España, por ejemplo, la ONCE viene empleando a perros guía con este fin desde hace varias décadas.
Sin embargo, en esta ocasión, los encargados de avanzar en este sentido han sido la Fundación del Lesionado Medular (FLM) y la Escuela de Formación Petuluku, que acaban de poner en marcha la segunda edición de ‘Educación y Cuidados del Perro mediante el Ocio’, un curso que pretende ayudar a conocer los cuidados del perro a personas con lesión medular.
El programa de este curso –que se desarrolla hasta finales del próximo mes de enero en el salón de actos de la FLM y que está coordinado por su área de Animación y Ocio– se reparte a lo largo de seis jornadas en las que se mezcla la teoría y la práctica y en las cuales los propios alumnos conocen la evolución de sus conocimientos mediante una serie de exámenes.
Sin límites
En este caso, como en otros muchos, la lesión medular de los participantes en el curso no constituye ninguna barrera para poder hacerse cargo de cualquier tipo de perro. De hecho, tal y como señala Yago Barquero, responsable del área de Animación y Ocio de la FLM, el único requisito es “ser un usuario de la FLM al que le gusten los perros”.
Barquero añade, en este sentido, que pueden participar “personas de entre 18 y 65 años, que sean chicos o chicas, que vayan en silla de ruedas manual o eléctrica y que tengan una lesión medular cervical, dorsal o lumbar”.
No solo el perfil del participante en la segunda edición de ‘Educación y Cuidados del Perro mediante el Ocio’ es amplio. También es susceptible de tomar parte en esta experiencia casi cualquier perro.
La única limitación que impone Raúl Espinosa, coordinador, formador e instructor jefe de la Escuela de Formación Petuluku, es la de que el animal cuente con un adiestramiento adecuado.
“Siempre apostamos por todo tipo de animales, siempre y cuando hayan tenido una educación correcta. Tenemos desde terranovas, labradores, pastores blancos suizos, pitbulls”, destaca Espinosa.
Todo tipo de perros
Una de las enseñanzas básicas que se imparten en el curso es la que indica que cualquier persona con lesión medular puede hacerse cargo de cualquier perro.
Ese, al menos, es uno de los objetivos de Raúl Espinosa, quien afirma que
“lo que queremos en este curso es concienciar de que, aunque se tenga una lesión medular, también se puede ser responsable de un animal domestico, como, en este caso, un perro”.
El instructor jefe de la Escuela de Formación Petuluku añade a este respecto que se intenta que las personas con lesión medular “vean que pueden tener cualquier tipo de perro, ya sea un terranova de 80 kilos o un perro potencialmente peligroso, como un pitbull, que no tiene que serlo si está totalmente condicionado, educado y acostumbrado al trato con el resto de personas”.
Sin presión
En la actualidad, existe un consenso prácticamente generalizado que apunta al refuerzo positivo como una de las mejores técnicas de educación. Precisamente en ella se basa este curso.
Raúl Espinosa señala, en este sentido, que
“el método que se sigue es a través de la conciliación. Intentamos conciliar la manipulación animal siempre bajo refuerzo positivo. Nunca se trabaja bajo presión, ni del alumno, ni del animal. Para ello, contamos con perros preparados, los cuales desarrollan otras actividades, como rescate, asistencia y salvamento”.
Entre las claves del curso cabe destacar el énfasis que los monitores ponen en la importancia del lenguaje corporal y las órdenes verbales que se les da a los animales. Es la propia Escuela de Formación de Petuluku, en este caso, quien señala que la educación de un perro depende siempre en gran medida del amo.
Esta segunda edición de ‘Educación y Cuidados del Perro mediante el Ocio’, al igual que la primera, está dirigida a personas con lesión medular a las que la compañía de una mascota, como un perro, les va a mejorar la calidad de vida. Gracias al contacto con estos animales, las personas con discapacidad pueden mejorar su movilidad, su valor emocional y su estado anímico gracias al vínculo especial que se forma entre el perro y su amo.
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