La punción seca es una herramienta terapéutica que ha ganado popularidad en el tratamiento de diversas dolencias musculo esqueléticas y, desde hace unos años, se ha comenzado a explorar en el campo de las alteraciones neurológicas. Ésta técnica, que consiste en la inserción de agujas finas dentro de la piel sin inyectar ninguna sustancia, ha mostrado ser prometedor en la gestión de síntomas neurológicos, aunque aún se encuentra en fases iniciales de investigación.
Una de las áreas donde la punción seca está demostrando mucho potencial es en el tratamiento de la espasticidad, una condición común en pacientes con enfermedades neurológicas como el accidente cerebrovascular, la lesión medular, la esclerosis múltiple y la parálisis cerebral. La espasticidad consiste en un aumento en el tono muscular que puede limitar el movimiento, lo que puede llegar a ser molesto e incluso doloroso. Los estudios preliminares sugieren que la punción seca podría ayudar a reducir la tensión muscular y mejorar la movilidad en estos pacientes.
Una herramienta clave para disminuir el dolor
Otro punto clave es su repercusión en la neuropatía periférica, donde la punción seca podría mejorar la función nerviosa e incluso disminuir el dolor. Se ha observado que la inserción de agujas puede estimular mecanismos neurofisiológicos que contribuyen a la reducción del dolor y la inflamación, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.

Además, la punción seca podría tener beneficios en la rehabilitación neurológica, facilitando la recuperación de la función motora y la disminución de la rigidez muscular, se pueden trabajar otros aspectos como la fuerza muscular, la movilidad articular y la reeducación de la marcha. La liberación de puntos gatillo, la mejora en el flujo sanguíneo y la oxigenación de los tejidos son algunos de los mecanismos propuestos que explicarían estos efectos positivos.
A pesar de estos avances, es importante destacar que la punción seca en las alteraciones neurológicas aún requiere más estudios clínicos para validar su eficacia y seguridad. La investigación en este campo es prometedora y abre nuevas oportunidades para mejorar el manejo de condiciones neurológicas complejas. Con más estudios y evidencia, la punción seca podría convertirse en una herramienta valiosa en la terapia neurológica.
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